En el día en que se conmemora su primer izamiento, el máximo pabellón patrio volvió a flamear en el monolito del ingreso este de la ciudad de Neuquén. Luego de años de abandono y vejaciones, también fue repintado. Se le colocó una placa alusiva a la que existió en un origen y fue robada, en honor a todos aquellos patriotas que participaron en la consolidación de las fronteras nacionales entre 1878 y 1885.
Felicitamos a todos los compañeros del Centro Patriótico de Neuquén y del Centro Cultura José Aigo, que participaron en la actividad. Desinteresadamente aportaron su tiempo, esfuerzo y recursos económicos para que la ciudad preserve como corresponde su patrimonio histórico, ante la pasiva mirada de las autoridades provinciales y municipales.
Agradecemos también a los medios de comunicación que han difundido la actividad. No así a aquellos que la han publicado y luego borrado de su portal de noticias. Tiene vigencia el pedido de mantenimiento del monumento.